martes, junio 10, 2008

A Evaristo Carriego


Hace más de dos años que no me sentaba a actualizar esta página. Diversas excusas justificaban la falta de prolijidad a la hora de escribir. Temas y canciones tengo de sobra, la cosa es que no encontraba el momento de dar rienda suelta a la emoción de homenajear un tango y estamparlo para que alguien lo leyera.
En dos años han pasado muchas cosas, y con ellas, muchas canciones.
En dos años (si fueran tres, la canción estaría lista) muchas penas y alegrías pavimentaron el camino a mis treinta.
Bueno, hace dos años mi edad comenzaba aún con veinte. Hoy el tres da el pie a mi añada.
Bueno, y para entrar de lleno a lo que la canción porteña se refiere he elegido un instrumental. Si fuera uno con letra, me delataría demasiado fácil.
Y para no irme con chicas elijo una que descubrí en estos poco más de veinticuatro meses.
Se trata de un homenaje a un poeta de comienzos de la pasada centuria; Evaristo Carriego.
Estudiado por Borges y homenajeado en tangos por Cadícamo y Manzi, encuentra en una melodía vangurdista al tango que lo inmortalizaría para quienes su nombre era completamente desconocido.
Lo digo porque gracias al pentagrama dibujado por Eduardo Rovira y luego masificado por Osvaldo Pugliese, conocí los versos que quien hizo una especie de letra fundacional del tango.
Digo esto a riesgo que entendidos en la materia me lapiden.
Está de más decir que leí la biografía que le escribiera el ciego y conseguí algunos libros del autor, entre ellos, uno fotocopiado que aún espero anillar (otra prueba más de mi inconstancia).
Conocí la composición gracias a un disco de Pugliese en vivo en el Teatro Colón y a la primera escucha logró emocionarme. Rápidamente busqué otras versiones, entre ellas la del propio Rovira que acompañada de bandoneón y contrabajo se empina por sobre los seis minutos.
Es vanguardia de la pura. El nombre del autor es el de un compositor y arreglador lleno de experimentos, muy en el estilo de Piazzolla.
La leyenda cuenta incluso que los dos músicos no se podían ver ni en pintura.
Pero para no desviarme y caer en la erudición, asunto que no manejo, me detendré en lo de siempre; las emociones que me provocan las canciones.
“A Evaristo Carriego” es uno de mis tangos favoritos. Me acompaña en el auto, en el computador, en los auriculares y está siempre en las mil y una compilaciones que hago.
Su melodía es triste, lenta; con pausas de silencio y aceleraciones que paran los pelos.
En la cursilería de elegir el responso para mi funeral, esta será mi réquiem. Así lo he dispuesto y algunos amigos saben que esa tarea les dejo.
Mientras escribo las distintas versiones se suceden, Tata Cedrón, Contrapunto, Color Tango y Pugliese y Rovira, entre otras.


Es sencillamente genial.
No me atrevo a escribir más, creo que la emoción que siento es realmente fuerte y las cosas que pueda decir mañana me parecerán una burrada.
No me queda más que recomendarla. En cualquier buscador de música la encuentran. En youtube existen varias versiones donde jóvenes sin respeto se atreven a bailarla.
Bueno… allá ellos.

3 Comments:

Blogger Marcelo Parada said...

Primero devuélveme la aguja de mi tocadiscos...

8:59 p. m.  
Blogger Marcelo Parada said...

Si me la devuelves, tendrás de vuelta a tu amigo Anibal y a Floreal... los tengo de rehenes.

9:04 p. m.  
Blogger Unknown said...

me acordé de tu blog, el tango y lo encontré.
mano a mano es de thriller.
saludos!
pancho
www.flickr.com/photos/veredatropical

12:38 p. m.  

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