jueves, septiembre 29, 2005

Araca Corazón

He estado tratando de ordenar algunas de las canciones que mas me gustan. Es común que existan varios tipo de recopilaciones, pueden ser por autor, por interprete o por época, pero quizás las más entretenidas son las que tienen un eje temático como guía y orden.
Dentro de estos temas, el de la gayola, cana, o cárcel es uno de los que se repiten en varios autores.
El otro día descubrí un tango que me gusta mucho (lo conocía de antes pero no le había prestado gran atención), se trata de “Araca corazón”, de Vaccarezza y Delfino.
La temática central es la que apellidó al tango como “el llanto de los carnudos”, es decir, el lamento del amante abandonado, del bacán que es dejado por su “paica” sumiéndolo en una gran tristeza.
Este tema es recurrente en Vaccarezza, autor también de “La última copa”, pero esta vez el desvelo no se ahoga en las copas de champaña, sino en un disparo que apaga para siempre las pretensiones de una malagradecida. (Machismo aparte… es solo la letra de un tango).
Si bien la historia que nos cuenta no tiene mayores novedades, si tiene un valor en su glosa, decorada con lunfardo, quizás él elemento más característico de la poesía porteña.
Dentro de las versiones que he escuchado, la que más me gusta es la de Ángel Vargas, una las voces importantes de los cuarenta.
Vargas irrumpe con fuerza en la primera estrofa: “araca corazón callate un poco”, y luego reposa en el consejo. “y escucha por favor este chamuyo”.
Comienza entonces la historia de un punga que por causa de su mujer cae en la cárcel ilusionado en que ella lo esperará, pero al encontrar nuevamente la libertad se encuentra con el despreció de quien fue su amor.
Herido en su orgullo la mata “cayó la paica y una ambulancia tranquilamente se la llevó”, lo que lo regresa a la gayola y nuevamente renace el canto “araca corazón callate un poco”, pero esta vez es triste y pausado.
Vargas le da un tono melancólico, su voz, a pesar de ser de un hombre joven, parece de uno bastante mayor.
La canción no es difícil de encontrar, la he visto en algunas recopilaciones y en los buscadores de internet aparece generosamente.

Los Gestos

A la gente que quiero le robo los guiños. También le robo algunas frases, gestos o modismos…en fin, voy forjando mi actitud con un potpurrí de licencias que no son mía sin pagar o citar la fuente, lo que no es muy ético que digamos.
Ayer estuve haciendo un recuento y realmente son varios los gestos robados, hurtados, usurpados, sustraídos o como se les quiera llamar.
En todo caso, este tipo de delito aún no tipificado no le hace daño a nadie, ya que el autor, gestor, inventor o del gesto en si, puede seguir ocupándolo sin problemas.
Para citar algunos ejemplos, cruzo mis piernas al sentarme a la usanza de Michael Corleone, otras veces me beso mirando hacia el cielo (aunque no tengo argolla) como lo hiciera el Diego al celebrar uno de sus tantos golazos.
Otras veces trato de actuar como describiera un escritor (que hoy no quiero nombrar) a Jacinto Chiclana; mis manos en el bolsillo del pantalón levantando levemente el abrigo, un cigarro encendido en la boca y la mirada algo perdida.
En todo caso esos gestos son basados en estereotipos, por lo tanto quien los uso los robó de otro lugar, pero hay otros guiños que los he hurtado directamente de la fuente creativa.